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Lo permanente: la educación

Lo permanente: la educación ¿Tiene sentido hablar sobre educación en una Venezuela agobiada por penurias y preocupaciones, y vapuleada por la vorágine de inquietantes acontecimientos?


A riesgo de no tener lectores, o de tenerlos en menor número, sigue siendo pertinente ocuparse de un tema que trasciende a la escuela y los maestros, que se impone como de permanente importancia y de cuyo tratamiento depende, como de ningún otro, el futuro del país y de las personas.

Con escaso eco en la opinión ciudadana hemos visto recientemente algunas reacciones al cambio de currículo para la educación media. Nadie duda de la conveniencia de revisar periódicamente los pensa de estudios. Sobre lo que sí cabe duda es sobre su orientación y sobre la conveniencia de hacerlo sin suficiente consulta.

Son varios las objeciones expresadas por los expertos, como la referida a la amplitud de bloques de estudio como el de ciencias naturales que, a riesgo de sacrificar contenidos específicos importantes, incluye biología, química, física, educación para la salud y ciencias de la tierra, o la del bloque “memoria, territorio y ciudadanía” que engloba historia de Venezuela, historia universal, geografía, educación familiar y ciudadana, y educación premilitar, en un conjunto cuyo tratamiento deja enorme espacio para la siembra ideológica y proselitista, o para una “desfiguración de la historia” como observa el profesor Leonardo Carvajal.

Se propone una enseñanza con visión interdisciplinaria. Los expertos observan, sin embargo, la falta de profesores formados en esta orientación, además de la falta de diseño temático específico. Se pretende convertir en profesores integrales a docentes que provienen de una formación especializada, objetan. Para Olga Ramos, directora de la Asociación Civil Asamblea de Educación, esta nueva estructura no representa una verdadera integración inter y transdisciplinaria ni de contenidos. La reiterada apelación al “Plan de la Patria” en el diseño curricular; por otra parte, incluye un evidente componente que ideologiza, sobre el que advierte reiteradamente.

La escasa importancia dada a materias como física y química no se corresponde con un mundo exigente en materia tecnológica ni con la velocidad de las transformaciones en el campo del trabajo. Así se desprende, una vez más, de estudios internaciones como la prueba PISA, cuyo informe más reciente, aunque muestra los avances logrados en Argentina, señala que la región continúa por debajo de los estándares globales de rendimiento escolar. Perú, Colombia, Brasil y Argentina, participantes en la muestra, se encuentran entre los 10 países cuyos estudiantes de 15 años tienen un nivel más bajo en áreas como matemáticas, ciencia y lectura. Venezuela no participa del Informe PISA desde 2014, cuando apareció en un lejano puesto 173.

Más allá de las críticas al informe PISA, algunas con razonable justificación, lo importante son las lecciones que deja. Apunta The Economist en su análisis de los resultados, una de las conclusiones significativas del estudio es que la pobreza está asociada a un bajo rendimiento “pero no es un destino”, que en los países más pobres la cantidad de inversión pública por estudiante está asociada a un mayor rendimiento, que la pieza clave de la calidad de la educación es, y continúa siendo, el maestro. El énfasis en ciencias, matemática y lectura, por otra parte, no es gratuito. Para Andreas Schleicher, coordinador de PISA, los adolescentes que no reciben estos fundamentos básicos “están siendo abandonados y condenados a la marginalización”.

Más que un cambio de pénsum, la educación venezolana requiere de un cambio respecto de la función docente. De hecho, en la Consulta Nacional por la Calidad Educativa, 53% de las más de 7 millones de personas consultadas exigía mejorar la formación docente mientras solo 10% identificaba la elaboración de un nuevo currículo como una de las tareas más urgentes. Es evidente: el cambio en la educación y el logro de niveles de calidad y de adecuación a los tiempos no pueden darse sin un gran esfuerzo de preparación, calificación y reconocimiento social del docente. Hace falta crear las condiciones para hacer efectiva la aspiración de contar para el ejercicio de la docencia con los mejores.

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