Golpe a la descentralización

Por Rosa Amelia González.

Los venezolanos hemos perdido la cuenta de los intentos de golpe de Estado, frustrados o en gestación, que Nicolás Maduro ha denunciado desde que asumió la Presidencia en abril de 2013. Lo cierto es que el país no ha visto ninguna evidencia o prueba de tales denuncias, y Maduro sigue ejerciendo su cargo.

Lamentablemente, Enzo Scarano y Daniel Ceballos no pueden decir lo mismo. Contra ellos se ejecutó un golpe “sui géneris”, en el cual se invocó el incumplimiento por parte de los alcaldes de una competencia que no les corresponde por ley (como es el control del orden público), para penalizarlos privándolos de su libertad, separarlos de sus cargos y reemplazarlos por nuevas autoridades. Para quienes tenían alguna duda sobre la motivación de esta acción, la siguiente cita es más que elocuente “Nunca hemos ganado en esos municipios, pero ya tenemos nuestros candidatos, así que Ubch de Carabobo, Ubch de Táchira, a trabajar porque ahora sí vamos a ganar” (palabras de Nicolás Maduro en el acto celebrado el 26 de marzo de 2013 en Caracas para conmemorar los 20 años de la liberación del ex presidente Hugo Chávez de la cárcel de Yare).

El oficialismo ha expresado en distintas oportunidades su inconformidad con el proceso descentralizador, que se inició en Venezuela a finales de 1989 con la elección directa de los gobernadores y alcaldes. En la propuesta en la reforma constitucional rechazada en el referéndum de 2007, se proponía una nueva geometría del poder que planteaba, por una parte, una nueva configuración del territorio en la cual los estados y municipios serían sustituidos por las comunas y, por la otra, una nueva distribución del poder que suponía la transferencia de competencias de las gobernaciones y alcaldías al llamado poder comunal. Si bien el revés del rechazo en el referéndum constitucional frenó la ejecución de este plan, no lo detuvo; prueba de ello es la declaración del entonces diputado Aristóbulo Istúriz en diciembre de 2009, cuando afirmó que “Los mejores gobernadores serán aquellos que primero desbaraten las gobernaciones; los mejores alcaldes serán aquellos que primero desbaraten las alcaldías y les transfieran competencias y poderes a los consejos comunales”. En línea con ello, en 2010 fueron aprobadas la Ley Orgánica del Poder Popular y la Ley Orgánica de las Comunas.

El golpe contra los alcaldes Scarano y Ceballos es una manifestación tanto de la intolerancia del Gobierno a la oposición política, como una oportunidad para seguir abriendo camino al poder comunal “desbaratando” el proceso de descentralización en Venezuela. La consecuencia es un mayor debilitamiento de las instituciones democráticas que todavía existen en nuestro país. Esta acción supone el desconocimiento de la voluntad de todos los ciudadanos que con su voto escogieron a sus representantes en el gobierno local. ¿Por qué ese voto no vale lo mismo que aquel que escogió a Nicolás Maduro?

Artículo publicado en el diario Últimas Noticias del 30 de marzo de 2014.