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Otra lectura del fútbol

Otra lectura del fútbol
Hace unos días un tuit de @JoseAGuerra, diputado de la AN, me hizo volver a pensar en algo que había llamado mi atención en los partidos del Mundial de Fútbol. Guerra destacaba la cantidad de fanáticos de Sur y Centroamérica presentes en los estadios y la relacionaba con el aumento del ingreso en esos países.


Para validar esta percepción, recurrí a los datos. Encontré que antes de la apertura del mundial, la Fifa publicó el ranking de los países que más entradas recibieron. Punteaba Rusia (país sede, con 817.797 entradas); también figuraban Brasil (3º), Colombia (4º), México (6º), Argentina (7º) y Perú (8º). Estos países sumaban 295.662 entradas (19% del total, excluyendo Rusia). Si pensamos en el gasto total que esos latinoamericanos debieron hacer: costo de las entradas, boleto aéreo, traslados terrestres, alojamiento y comidas durante la estadía, encontramos, además de una afición muy entusiasta y leal a sus selecciones, una población con un poder adquisitivo suficiente para subir varios peldaños en la pirámide de Maslow—al permitirse disfrutar de un evento que satisface necesidades de reconocimiento social y realización personal. 


Las grandes manchas de color de las camisetas de los equipos latinoamericanos en los estadios son una evidencia visual de uno de los hitos de la región en la última década: la impresionante expansión de la clase media. Según el informe Pulso Social de América Latina, publicado por el BID en 2016, la clase media casi se duplicó, aumentando en 87 millones (de 99 a 186 millones). En números absolutos fue el grupo que experimentó mayores cambios, ya que el número de pobres disminuyó en 67 millones (de 224 a 157 millones) y el número de vulnerables—de caer en pobreza—aumentó en 57 millones (de 170 a 227 millones). 

Los datos muestran que entre 2002 y 2014 la mayoría de los países mostraron avances en la reducción de la pobreza y expansión de la clase media, con resultados heterogéneos. De hecho, se observaron tres comportamientos: (1) países donde hubo avances importantes durante los 12 años (Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay); (2) países con avances relativamente bajos o nulos en los 12 años (Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, República Dominicana y El Salvador); (3) países como Argentina, Costa Rica y Venezuela que lograron avances sustanciales entre 2002 y 2008, pero estos se redujeron de manera importante entre 2009 y 2014. 

De todo el grupo, Venezuela es la nación con peor desempeño económico desde 2014 a esta fecha. Sus habitantes son cada día más pobres y migran masivamente hacia esos destinos cuyos pobladores disfrutan hoy en Rusia del llamado “deporte rey”.

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